Nohkan: La odisea de un mono aullador
Ariel Rodríguez Vargas
Nohkan, cuyo nombre evoca “el gran camino” o “aquel que ha recorrido mucho” en lengua originaria, es un macho adulto de mono aullador que se convirtió en símbolo de resistencia. Su historia comienza con un misterio: abandonó su grupo natal, quizás en los bosques de Monte Verde o la Reserva Forestal de Barú en la periferia norte de la ciudad de Puerto Armuelles, sin que sepamos qué lo impulsó a partir en esa dirección. Lo cierto es que su viaje lo llevó a cruzar un paisaje dominado por humanos, donde cada paso fue un desafío.
Primero fue avistado en los bosques de Quebrada Los Ángeles, en Nueva Florida. Desde allí, su ruta se volvió una hazaña: atravesó la Quebrada Carcache, sorteando los límites entre la comunidad de El Porvenir, Barrio Brujo y La Lima. Luego, siguió hacia Pez de Oro, Coronado, y finalmente llegó a los bosques de Cucuy y Palmar Sur. En su travesía, enfrentó carreteras transitadas, cercas que cortaban su camino, perros que lo acechaban y cultivos que reemplazaban su hábitat natural. Cada avistamiento fue un suspiro de alivio, había logrado sobrevivir otro día.
Pero la historia no termina ahí. Testigos reportan que ahora Nohkan no está solo: una compañera lo acompaña, cuyo origen también es un enigma. Si logran formar una familia, serían los primeros aulladores en recolonizar esta zona tras 8 décadas de ausencia, un rayo de esperanza para una especie que lucha por existir en medio de la fragmentación de los bosques.
Su odisea no es solo un relato de supervivencia, sino un espejo de los desafíos que enfrenta la vida silvestre. Muestra cómo las carreteras y los asentamientos humanos dividen los ecosistemas, pero también revela la tenacidad de la naturaleza para reconectar lo que hemos separado. Nohkan nos recuerda que cada árbol conservado, cada corredor biológico protegido, puede ser un puente para que otros como él escriban su propia historia de resistencia. En su aullido, hay un llamado a actuar: el planeta no es solo nuestro, y su viaje es prueba de que aún hay caminos por sanar.
Que siga aullando con fuerza y que su voz inspire a todos los que lo escuchan a proteger los basques que quedan, a restaurar áreas devastadas, a ser parte de la revolución ambiental para proteger la madre naturaleza.