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Bosques nubosos y la biodiversidad en el Día de la Tierra

Bosques nubosos como islas de biodiversidad

Ariel Rodríguez-Vargas

En Panamá, los bosques nubosos no solo albergan una biodiversidad única, también son claves para nuestra seguridad hídrica y climática. Estos bosques no están desconectados de nuestra historia y tampoco de nuestro futuro. En la década de 1960, mientras Panamá aún dibujaba su mapa ecológico, un joven herpetólogo llamado Charles W. Myers se adentró en las montañas más remotas del país. Armado solo con brújula, cuadernos de campo y la sabiduría de guías locales, Myers documentó por primera vez esos bosques envueltos en niebla que hoy llamamos nubosos. En 1969, en la revista American Museum Novitates, los describió como “islas vivas de evolución”—reliquias de un mundo antiguo donde la biodiversidad se escribe en presente.

Medio siglo después, su intuición se ha convertido en evidencia científica, pues los bosques nubosos de Panamá son catedrales de vida. Albergan el 30% de las especies endémicas del país. Cada hectárea perdida borra interacciones únicas. Hay en cada espacio orquídeas polinizadas por insectos irrepetibles, helechos que solo brotan donde la niebla besa el suelo, hongos que resucitan troncos en descomposición.

Pero su valor trasciende la biología. Estos bosques son esponjas hidrológicas estratégicas. El denso follaje captura la humedad del aire y libera el 40% del agua a los ríos que abastecen a las plantas potabilizadoras, según datos hidrológicos del Ministerio de Ambiente. Ríos como el Chagres y cuencas que nacen en el Volcán Barú dependen grandemente de estos bosques. Además, cada hectárea absorbe hasta 300 toneladas por hectárea, según estimaciones técnicas recientes, superando a bosques de tierras bajas. En un país que se promociona como verde, esta capacidad no es solo ambiental, es estratégica.

Sin embargo, entre 2000 y 2024, hemos perdido 18% de su cobertura. La agricultura de café de altura o cafés especiales, hortalizas y otros rubros, impulsada por mercados que priorizan el precio sobre la integridad ecológica, devasta o desnaturaliza los bosques de tierras altas y destruye la biodiversidad asociada. Solo el 26% de estos bosques están protegidos. Corredores vitales como la Serranía de Cañazas (Veraguas) o Cerro Santiago, hogar de jaguares y robles milenarios, carecen de protección legal. Cerro Punta, con sus bosques nubosos y suelos fértiles por el legado del bosque y las cenizas volcánicas, no solo es una joya ecológica, sino también un hogar para personas que han defendido históricamente ese entorno. Una de ellas es Damaris Sánchez Samudio, que ha trabajado por la conservación local durante años. En Boquete, Ezequiel Miranda se ha destacado como defensor ambiental comprometido. Con gente como ellos, no perdemos la esperanza de que los bosques nubosos pueden recuperarse.

La esperanza no es un discurso, debe ser acción. En Cerro Campana, proyectos de restauración han recuperado el 70% de la funcionalidad hídrica en una década. El bosque puede regenerarse, pero necesita compromiso multisectorial. No basta con áreas protegidas; urge integrar políticas de desarrollo sostenible, inversión en restauración y educación ciudadana.

El verdadero enemigo no es la motosierra, sino la indiferencia generacional. Subestimar estos ecosistemas y sus servicios ecosistémicos equivale a sabotear nuestras torres de control climático, bancos genéticos y fuentes de agua. Perderlos sería condenarnos a una pobreza no solo ecológica, sino también económica. No olvidar que el turismo científico y de naturaleza aporta el 10% del producto interno bruto (PIB).

Este 22 de abril de 2025, celebremos el Día de la Tierra con hechos. Desde apoyar iniciativas de reforestación hasta exigir regulaciones claras para salvar lo que falta. Sigamos el legado de Myers, tengamos curiosidad científica, respeto por lo ancestral y voluntad de actuar. Los bosques nubosos no son postales; son pulmones, semillas y raíces del futuro panameño. Cuidarlos es cuidarnos.

El autor es académico y presidente de Proyecto Primates Panamá.

Publicado en La Estrella de Panamá el 22 de abril de 2025 – Día del Tierra
https://www.laestrella.com.pa/opinion/columnistas/bosques-nubosos-como-islas-de-biodiversidad-AA11995522

Conservación y Manejo de la Vida Silvestre es un tema complejo

Conservación y Manejo de la Vida Silvestre es un tema complejo

Ariel Rodríguez-Vargas
Proyecto Primates Panamá

En los tiempos actuales, los paisajes naturales y los ecosistemas han sido transformados, destruidos y llevados a límites graves. Las actividades antropogénicas y la ocupación humana de espacios le ha dejado poco o nada de recursos suficientes a las poblaciones animales, especialmente los vertebrados terrestres.

De la devastación y aniquilamiento masivo de fauna silvestre nació la ciencia del Manejo de la Silvestre, que hace una integración de las ciencias biológicas, la ecología, las ciencias ambientales y sociales para comprender la dimensión del problema y las soluciones. Está claro que no se puede ver el problema enfocado desde un solo lado. Los problemas sociales existen y ellos terminan definiendo el paisaje, direccionado por diversas fuerzas y intereses. En medio de esta realidad queda la naturaleza a merced de la sociedad y todos sus actores.

Ante este escenario complejo es evidente que la solución no es unidireccional, ni tampoco es unilateral, ni es desde el punto de vista de una disciplina científica, ni mucho menos es caprichosa o radical, lo que lleva al escenario del manejo de conflictos, mediando para lograr consensos sociales y políticos que definen el resto del actuar en las actividades cotidianas de la sociedad. En medio de ello debe imperar un principio de ley, pero todos sabemos, que la ley por si sola, no resuelve un problema multidimensional. Se requiere voluntad social plena.

Jornada de Educación Ambiental en la Fería del Parque Internacional La Amistad (PILA) en Cerro Punta, organizada por Fundiccep.

La conservación de la naturaleza es un tema complejo, que no basta con que el profesional decida lo que es ideal y asumir que la sociedad debe acogerse sin cuestionamiento a los modelos prefabricados en las oficinas. Muchas veces la realidad supera la ficción.

Proyecto Primates Panamá cree en la educación ciudadana para una nueva cultura ambiental, fundamentada en el desarrollo sostenible. Al plantearnos esto tratamos de comprender los puntos de vista que están sobre la mesa para llegar a puntos comunes para todos. Por ejemplo, no basta tirar líneas de pensamiento o líneas de acción sin haber medido en campo el terreno, los actores y su papel. No podemos ser arrogantes de instruir con la fuerza y no con la razón, ni con el látigo académico frío en vez de lograr acercamientos, consensos y estrategias que garanticen el fin bueno que todos quieren. Si no hay puentes no cortemos el hilo, si no hay bosques suficientes no cortemos el cordón de comunicación de lo que interesa en el fondo.

«Proyecto Primates sabe su rol y sabe hacer su trabajo científico y educativo«

Por lo antes dicho, no basta tener la razón, si no que la sociedad te la debe dar y eso se logra de a poco y no a rajatablas. De a poco es el camino.

Dicho lo anterior, quiero referirme a unos lamentables ataques que le han hecho a Proyecto Primates y sus actividades en algunos puntos de la provincia. Proyecto Primates tiene un interés de conservación de la naturaleza de fondo, a través de lograr la asimilación social de valores ambientales para salvaguardar los hábitat y los ecosistemas a largo plazo en sus áreas de acción en este momento y más allá en el futuro.

Sabemos que “los primates son el rostro visible de biodiversidad que aún nos queda” y es por ello que a través de esos rostros y su estudio nos estamos acercando a las comunidades donde aún quedan reductos poblacionales de ellos. En ese escenario hacemos la primera gran labor que se hace en conservación, la cual es la de ganar aliados estratégicos, que son claves no sólo para diagnosticar los problemas de conservación que enfrentan los ecosistemas, si no que nos permite, en un futuro cercano, convertirnos todos en socios estratégicos sin jerarquía, para el tema de conservación como un todo.

Proyecto Primates educa en la medida de sus posibilidades a las nuevas generaciones para una nueva cultura ambiental

No es nuestro rol latigar a nuestros aliados en las comunidades que custodian poblaciones de Primates con una visión reduccionista de la conservación de las poblaciones de Primates en convivencia con una comunidad, ya que científicamente no lo consideramos un problema significativo si lo comparamos con los graves problemas de fondo que sí queremos resolver, tales como el cambio de uso de la tierra, la deforestación masiva, la contaminación de las aguas, la reducción drástica de las poblaciones de vida silvestre, el uso generalizado de plaguicidas y otras actividades de impacto significativo sobre las poblaciones silvestres, sin visión de desarrollo sostenible.

Proyecto Primates sabe su rol y sabe hacer su trabajo científico y educativo.