Ariel Rodríguez Vargas*
Este artículo complementa una narrativa que escribí en 2009 denominada ¡Oh, qué bonito es Panamá! La tierra de sus sueños, uno de los cuentos más célebres para los niños de habla alemana. Esta historia la recreo porque creo que ya es hora de marcar el sendero correcto del turismo en Panamá: Panamá debe ser una fuente de turismo verde y azul por encima de cualquier otro atractivo.
En 2009, al llegar a Alemania para mis estudios, viví una serie de anécdotas. La primera fue en el aeropuerto, donde un joven empleado me regaló el boleto hacia mi destino en Marburgo. Al parecer, intuyó que no tenía tiempo para aprender a usar las máquinas expendedoras. La segunda ocurrió en la estación central de Frankfurt, un laberinto subterráneo de cuatro pisos. Pregunté a un hombre dónde estaba mi plataforma y, al ver la hora, me dijo que teníamos que correr para no perder el tren. Así fue como corrimos entre la multitud y las escaleras eléctricas, él cargando una de mis pesadas maletas, mientras yo llevaba las otras. Logré abordar el tren justo a tiempo, en un vagón destinado a bicicletas, que estaba vacío. Un minuto antes de la partida, un grupo de jóvenes de una despedida de soltero irrumpió en el vagón, llevando en brazos al homenajeado. Uno de ellos, al sentarse a mi lado, se sorprendió al saber que iba a Marburgo. Su sorpresa aumentó al saber que era de Panamá. Su rostro se iluminó y empezó a gritar: «Janosh, Janosh, Janosh, Panamá». Repitió dos veces para que yo cayera en cuenta quién era Janosh y qué relación tenía con Panamá. Eufórico, me mostró en su pantalla del celular la información que Janosh es el autor de uno de los cuentos infantiles más famosos de Alemania: Oh, wie schön ist Panama (¡Qué bonito es Panamá!).
Janosh, cuyo nombre real es Horst Eckert, es un escritor alemán de origen polaco que en 1978 publicó un relato sobre un osito y un tigre que viven en la campiña alemana y deciden buscar Panamá tras encontrar una caja vacía de bananas flotando en el río, con un aroma delicioso y el nombre de Panamá inscrito. Naturalmente, asumieron que Panamá debía ser la tierra de sus sueños.
La fama de este cuento catapultó a Janosh, tanto que en 2006 Warner Brothers lanzó una película animada basada en él. Probablemente todos los jóvenes alemanes nacidos desde 1980 han crecido escuchando este cuento. Ellos conocen esta historia del tigre y el oso en busca de la tierra de las bananas olorosas. Aunque entiendo que esta serie animada llegó a Latinoamérica como «El oso y el tigre», no recuerdo haberla visto en la televisión panameña.
En el cuento, los protagonistas, sin saber el camino a Panamá, marcan el destino en un poste. En su travesía, se encuentran con varios animales que no saben cómo llegar a Panamá o que les dan respuestas incorrectas, algo así como la experiencia en los consulados panameños en Europa que no saben orientar el turismo hacia su país. Durante una lluvia, el oso construye una cabaña como refugio y el tigre recoge hongos para comer. Luego, son invitados a la casa de un conejo y un caracol, quienes les ofrecen alojamiento en un sofá. Ambos expresan su deseo de comprar una casa en cuanto encuentren la tierra de sus sueños.
También encuentran un cuervo que los guía. Él los lleva a un árbol alto y les muestra la ruta a Panamá, que resulta ser su antiguo hogar. Impresionados por la nueva perspectiva, no se dan cuenta de que están donde vivían antes. Finalmente, encuentran el antiguo anuncio de Panamá y creen haber llegado. Arreglan su casa, compran un sofá y viven felices porque han encontrado la tierra de sus sueños.
Para el contexto, a finales de los años 70 y 80, Panamá exportaba los mejores bananos a Alemania a través de la marca Chiquita. Las regiones productoras de banano para la exportación a Alemania y Estados Unidos eran Puerto Armuelles en el Pacífico y Changuinola en el Caribe.
Lo que debemos reflexionar es cuánto hemos desaprovechado el potencial de este cuento infantil para atraer a los alemanes, ahora adultos, y sus familias a conocer el Panamá de Janosh. Si millones de alemanes han leído este cuento, es probable que varios millones de ellos tengan curiosidad por conocer el lugar donde el osito y el tigre nunca llegaron realmente.
Vale la pena seguir luchando por la conservación de «Panamá la Verde» y la promoción del turismo ecológico en Europa. Solo así podremos afirmar que somos realmente la tierra de los sueños de todos.
*El autor es académico y presidente de Proyecto Primates Panamá.
Publicada en La Estrella de Panamá, 27 de julio de 2024, pág. A7.